que tire la primera nota,
porque es de humanos el escándalo y más perversa es la simulación.
Atrás de toda mirada
que se reserva el derecho al ridículo,
hay una lágrima con el derecho a ser enjuagada,
o a rodar por la mejilla sin otro destino que
la barra de un bar.
Y es que las lágrimas tienen sus derechos,
reclaman sus noches,
sus alcobas abandonadas,
sus cielos grises
y sus puestas de sol.
Reclaman el reclamo,
pero no son tan exigentes como parece;
a diferencia del suspiro que las encarcela,
a las lágrimas les falta un tango para ser libres."
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