domingo, 6 de enero de 2013

¿Y cuando tu historia se cuente?


Seguramente muchas personas recuerdan la película "Pantaleón y las visitadoras", basada en el libro del magnífico Chileno , Mario Vargas Llosa. Cuando la presentaron yo estaba pequeña, recuerdo que solamente la transmitió Canal 2, que siempre fue vanguardia, en fin, a mi no me permitieron verla, como tantas otras cosas. A la fecha es una de esas películas que aunque tengo edad para ver, cuando lo hago siento los ojos inquisidores de mis padres justo detrás de mis hombros reprochándome el atrevimiento.

Hace poco estaba leyendo una entrevista de Vargas Llosa, el contaba que recibió una llamada de alguien que le decía era Pantaleón, el personaje principal del libro; el pensó que se trataba de alguna broma pero a la insistencia de la persona al teléfono decidió escuchar lo que tenía que decirle; resulta que en efecto, el hombre le contaba cómo estando en el ejército, organizado con otros subalternos, hicieron un  servicio de "visitadoras" para los soldados, le narraba con similitudes que le fueron frustrantes al escritor, quien molesto colgó el teléfono y no accedió a lo que el Pantaleón de la vida real le solicitaba, que era verse para ampliar el tema, cosa que solo le resultaba más penosa a Mario V. L.

En el libro "La danza de la realidad", Biografía del Maestro Alejandro Jodorowsky; cuenta una anécdota en la que un inglés le obsequia cuatro medallas, cada una representaba una religión, Católica, Hebrea, Islámica y Taoísta, luego las une todas en un solo hilo y entonces surge la moraleja del asunto, las grandes ideas que han dividido la humanidad están unidas por el hilo eterno de la memoria del cosmos.

Y es que, así son las ideas, así son los sueños, son entes viajeros de un tiempo a otro, de un cuerpo a otro y quizá de un universo a otro.. Nada es absolutamente nuestro porque aun nosotros mismos no nos pertenecemos, somos un vehículo por el cual se moviliza un alma que antes pudo ser en otro tiempo, en otro lugar y con otra forma. Por eso las ideas se hicieron para compartirse y aun cuando son presas del silencio buscan otro canal por el cual ser libres.

Creo que esa es la razón por la que a veces sentimos "Dé Jávu´s" de pensamientos  o por la que repetimos algunos errores, dicen que porque el ser humano padece de torpeza, pero no lo creo así; creo que se trata de la sed de las almas, como cuando probamos algo y nos gusta, queremos más, aunque nos cueste, aunque nos cause penas; así como el amor, que nos hace saltar al vacío y sigue mereciendo el esfuerzo cuando en el transcurso sentimos desplegar las alas...

El alma anda errante por el mundo como aquella persona perdida en el desierto en busca de un oasis; busca aliento, busca respuestas, busca compañía, quiere alguien o algo que le ayude a pasar el frío de la soledad.

Yo nunca he creído en consejos, porque ciertamente no somos sabios, pero así como tampoco creo en el pecado, pienso que la peor falta sería no vivir lo que se nos presenta; y el mayor pecado es dejar pasar sed a un alma.

Si encontramos algo que nos llena, que nos maravilla, no hay porqué temer, y como dice el libro de Jodorowsky:
 "(...)¿habremos sido sólo recuerdos, imágenes insustanciales, sin haber nunca hollado la más mínima realidad? Para ti no existo aún, para mí ya no existes, y cuando nuestra historia se cuente, el que la contará sólo será un collar de palabras escurridas de un montón de cenizas."

Tu historia se hace hoy. Con los temores y las valentías, con las decisiones que tomes; la vida se hace hoy pero dura por siempre en la memoria del tiempo y contraria a nuestra época, en ésta memoria no importa cuanto tuviste, sino cuanto entregaste. Y si te atreviste a ser feliz.

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