jueves, 30 de marzo de 2017

Y dije basta

Una vez escuché que sólo teniendo miedo se es valiente, entonces me pareció un cliché pero luego la vida vino como ola salvaje y me revolcó en la arena, estaba luchando contra la rebeldía de mi propia juventud, contra la injusticia de este mi País sin oportunidades, estaba cara a cara con la miseria y la soledad, hastiada del trabajo sin mérito, de las transnacionales monstruosas y oportunistas que están llenas de profesionales ejerciendo tareas burdas, dejando el lomo día a día por cosas insignificantes, destinados a no conocer mérito alguno por su obra ni prestigio por su intelecto, hablando monótonamente cual máquinas sin razón.

Pasó lo que siempre pasa, el cuerpo se asquea, grita, exige; estrés, le dicen, yo le llamaría infelicidad, inconformidad, fatiga, en el hospital le llamaron Neuralgia, la mitad derecha de mi cuerpo no respondía y los dolores eran insoportables, mi cuerpo estaba en protesta y la gran fábrica de mi vida entró en paro. No estaba dispuesta a dejarme destruir, no estaba dispuesta a aceptar eso como mi realidad, lo dejé, lo dejé todo en este país de pobreza y ahora tiemblo como animal acorralado, ahora me encuentro perdida, asustada, ansiosa pero firme, esperando que algo bueno suceda, con fe, quizá un poco ilusa pero creo que esta vez entendí la frase, entendí que las grandes verdades que a veces parecen obvias, se aprenden como dijo Maria Elena Walsh en Eva:

"Tener agallas para gritar basta aunque nos amordacen con cañones."



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