sábado, 27 de enero de 2018

Y le llamo felicidad.

Hay luces que aparecen de la nada,
buenas noticias que llegan inesperadas pero perfectas. Hay momentos en que el cielo parece oír nuestros ruegos y la vida nos da un receso para el siguiente round, un momento en que lo sencillo se vuelve sublime y la alegría oculta sale a la superficie, la esperanza cobra sentido y puedo estar en paz.

Hay un momento en que Dios toma las riendas y observo con paciencia a que las cuerdas se desaten y las ventanas se abran y en ese momento, paréntesis del tiempo, todo es bueno, todo es cierto y el cielo parece alcanzable.

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