miércoles, 25 de mayo de 2011

Los que mueren por amor..

Era el inicio de los días de lluvia en el mes de mayo; la carretera estaba nublada y oscura, parecía incitar a que algo sucediera…

Carlos salió rápido de su casa, azotando la puerta de la rabia, había discutido con su esposa otra vez. Se sentía como adolescente, corriendo en una moto a esa hora de la noche, sólo para escapar de las palabras de su esposa, que esta vez tenía razón; la niebla opacaba sus lentes así que decidió regresar sin sospechar que más adelante se encontraría con un bus cuyo conductor estaba más desconsolado que él.

Alberto había viajado temprano como de costumbre, cuando se hacía hora de regresar le dijeron que el viaje se cancelaba por la fuerte lluvia del norte, así que decidió aprovechar la ocasión para darle una sorpresa a su novia; una joven que había conocido en uno de sus viajes, tenían seis meses juntos y el se había enamorado de ella desde el primero; entonces llegó a casa de Elena y allí estaba ella pero con unas manos ajenas en su cintura; Alberto esperó, pensó que podría ser un buen amigo, pero fue entonces que vio lo que más tarde terminaría con su vida, ellos se besaban , el le reclamó y ella le respondió que simplemente no lo quería más; Alberto sintió enceguecerse de furia, de sus ojos brotaron lágrimas de dolor y se fué, tomó el camino para tratar de borrar a esta chica de su vida, fue entonces cuando se secaba las últimas lágrimas que al levantar la cabeza vio una luz pero la humedad de sus ojos, el vidrio empañado y el vapor de la carretera no le permitieron ver bien; entonces sucedió. Las dos máquinas se encontraron como la vida de los conductores que compartirían la muerte, el bus golpeó a la moto, esta se barrió y se detuvo con el cuerpo de Carlos debajo de ella, mientras el bus que por tratar de esquivar la moto se salió de la carretera y se volcó por la humedad que hizo que las llantas se deslizaran; Carlos pensó en su esposa una vez más y se dio cuenta de que había olvidado decirle cuanto la amaba ese día y Alberto suspiró por última vez pensando en los besos de aquella novia infiel.

Horas después llegó la policía pero ya era tarde; ambos habían muerto, sólo llegaron a explicar lo sucedido a quienes correspondiera y hacer las tareas debidas en casos como este, dijeron que murieron por la velocidad en que ambos conducían en una noche como esa, mas no sabían que había sido un complot del destino en contra de aquellos que morirían por amor…

La vida está llena de amores insolentes y verdades dolorosas, de mentiras inclementes y de noches espantosas.