No conocí nunca piel tan excitante,
suave como terciopelo, fina como seda,
dulce como fruta fresca recién caída del árbol
-a punto de comerse-
Tu sonrisa pícara, ilumina a toda hora.
Un ser lleno de ternura
con un fuego innato que aún no estalla.
Mi cuerpo arde, yo quiero desbordarte,
quiero reecontrarme entre tus piernas
hacerte temblar,
enseñarte las delicias del mundo
que hasta ahora te has privado de probar.
Pero ven niño a decirme, ¿hasta cuándo debemos esperar?