domingo, 25 de febrero de 2018

Dulce inocencia.

No conocí nunca piel tan excitante,
suave como terciopelo, fina como seda,
dulce como fruta fresca recién caída del árbol
-a punto de comerse-

Tu sonrisa pícara, ilumina a toda hora.
Un ser lleno de ternura 
con un fuego innato que aún no estalla.

Mi cuerpo arde, yo quiero desbordarte,
quiero reecontrarme entre tus piernas 
hacerte temblar,
enseñarte las delicias del mundo 
que hasta ahora te has privado de probar.

Pero ven niño a decirme, ¿hasta cuándo debemos esperar?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita.
nos vemos otro día..
abrazos.