sábado, 27 de enero de 2018

Sed

Cae la tarde y me apetece un café,
Fuerte como tus ojos e intenso como tu piel,
cae la tarde y le doy una tregua al olvido
y me dejo invadir por la sensación de tenerte nuevamente,
con tu aroma a fruta y la dulzura de tu voz.

Me pierdo en tus caderas,
atada de tu luna y a tu sol ,
acaricio cada espacio que deseé,
que deseo.
Que extraño.
Que necesito.

Cariño mío, mi pecado más honesto.
Me quema tu recuerdo,
Me quema de placer.

No dejes que se vaya otro día sin que te pueda tener.

Y le llamo felicidad.

Hay luces que aparecen de la nada,
buenas noticias que llegan inesperadas pero perfectas. Hay momentos en que el cielo parece oír nuestros ruegos y la vida nos da un receso para el siguiente round, un momento en que lo sencillo se vuelve sublime y la alegría oculta sale a la superficie, la esperanza cobra sentido y puedo estar en paz.

Hay un momento en que Dios toma las riendas y observo con paciencia a que las cuerdas se desaten y las ventanas se abran y en ese momento, paréntesis del tiempo, todo es bueno, todo es cierto y el cielo parece alcanzable.