lunes, 26 de junio de 2017

Una palabra

Esa frase que me parte en mil colores, esa frase que me hace gritar, esa frase que se oculta en mi garganta,  esa que he tenido que guardar,  un gemido que conservo de recuerdo, lleva mi nombre dicho por tu boca, entre romance y desenfreno yo
guardé tu sabor, mi niña loca.

Despertar a la vida

Dame un pellizco para recordar que es un sueño, para saber que tus manos no están recorriendo mi cuerpo. Dale un pellizco a este cuerpo porque tiemblo aunque hagamos el amor sólo en mis pensamientos.

Parte de mi vida, nostalgia es tu nombre, de la oportunidad perdida,  de lo que la vida esconde.

Dame un mordisco en los labios, en los pechos, dame un mordisco lleno de besos, que siento que te pierdo cada vez que despierto y ya no quiero amarte solamente durmiendo.


No tengo un nombre para esta entrada.

Silencio,  inquietante silencio.
Una voz que no he escuchado, que dice la verdad a ciegas, la verdad que no tolero.
 El camino que temo, el que no he logrado seguir.

El destino nos habla, le habla alto y claro a nuestra cobardía. La vida que nos mina, nos dirije con dolor, como quien baila una danza que no conoce, un vals secreto, aunque muy buen paso, sencillo y siniestro.

Huimos de la miseria y del hastío, huimos y llegamos justamente donde es debido.
Huimos del aburrimiento y llegamos a la fiesta, huimos del hambre y llegamos al pan, huimos de la sed y nos acabamos el agua,  huimos del miedo propio y nos embriagamos, huimos de nuestro sexo, del placer que nos imponen y nos acostamos en tantas camas podemos, con el corazón guardado en un cajón, tormento.
La monogamia nos hace huir de la lujuria y el amor nos hace ocultar las heridas, el temor a la soledad nos hace fingir, recomponernos después que nos lastiman,  nos obliga al esperar la paz del siguiente día.

La vida está llena de silencio,  porque nadie nos dice lo que pasa, no sabemos de donde venimos ni hacia donde vamos, sin embargo el dinero existe,  el poder existe y la muerte también,  la corrupción,  las drogas,  la saña y la peste, todo lo que nos pervierte y todo lo que nos salva, la bondad, la paciencia, la esperanza.

El vals que bailamos y cuyo ritmo desconocemos, que nos dirige hacia el infinito, o quizá a la extinción.

Tengo un vacío que no lo llena el tiempo, tengo un hambre que no se sacia, tengo un espíritu inquieto y un cerebro que reclama.
Eso es todo lo que soy, mentiras,  miedo y nostalgia.

Agallas, curiosidad,  pasión.