viernes, 6 de marzo de 2020

Depresión mayor

Tengo miedo de herirte, te veo tan fuerte y tan frágil al mismo tiempo. Es como si vivieras dentro de un capullo, te veo como algo precioso que de repente saca sus garras y me hiere pero luego, se quiebra. Hay algo dentro tuyo que siempre está roto, como un niño que siempre llora, que se esconde en los rincones de una casa sola.

Siento que estamos solos en nuestro pequeño mundo, quisiera protegerte, rodearte de mí, de mi amor, de mi esperanza, de la belleza que ven mis ojos cuando te veo, quisiera que te vieras a través de ellos, que supieras lo maravilloso que sos. Lo mucho que te admiro y te amo.

Pero tus propios ojos te mienten, tu corazón herido te muestra la vida a través de otro lente. A través del dolor, del miedo, del abandono, de la necesidad y de la angustia.

A veces siento que camino sobre cristal, el mínimo gesto puede herirte, la palabra mal dicha, permitirme el lujo de perder la paciencia puede lastimarte tanto. A veces me siento pesada, cansada, insuficiente, sin fuerzas, me siento egoísta. Quisiera pensar en mí, salir en la noche y perderme en una fiesta, quisiera decir lo primero que se venga a mi mente sin miedo, quisiera sentirme normal, sin dramas ni tragedias. Pero la vida que nos tocó no es tan sencilla, es como si viviéramos vos, la depresión y yo.

Siento como si vivo tratando de evitar daños, esperando que los demás no arruinen nuestros oasis de paz, los días, las horas que hemos logrado. Lo poco, que es mucho, que hemos alcanzado. No soporto tu frustración, los comentarios, los gestos incorrectos de los demás me causan ansiedad, vivo con un nudo en la garganta que no se va.

Quisiera que me vieras, quisiera dejar de ser invisible en el momento de tus crisis, que realmente sepas que estoy aquí cuando te refugias en mí por el daño causado por otros, quisiera que no fuese tan fácil en un momento de cólera decir que no hago nada por vos. Quisiera que por lo menos el cansancio se paleara con reconocimiento.

Hay momentos en que yo misma estoy rota, sola, loca. Es como estar dividida en pedazos que no me corresponden, que no me encuentran, que no se conectan.

¿A donde vamos? ¿ahora qué?

De momentos vivimos como islas, cada quien en su lado de la casa, hasta que se nos pasa la rabia y volvemos a ser felices. Esperando la próxima vez.

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