Siempre fue ella... su sonrisa.
Quien quebrantó mi ego y apaciguó mi ira.
Quien, con caricias, removió la soledad de mi alma.
Con besos, rompió esquemas
y con palabras destruyó mis paradigmas.
Ella, si, con los labios pequeños y dulces. Sinceros.
Traidores.
Sus labios, los recuerdo... secretos dictadores de mi deseo.
Siempre será. Única, ambigua. Triste.
Perfecta.
Perfectamente descabelladas.
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